La Iglesia católica define a los elementos Sacramentales como “signos sagrados que aguardan semejanza con los sacramentos. Significan efectos, sobre todo de naturaleza espiritual, que se obtienen por acción de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos, y se santifican en diversas ocasiones de la vida.”

Existen tres tipos de sacramentales, los cuales son a saber: bendiciones, consagraciones y exorcismo en sentido estricto. El código de derecho canónico asigna cuatro cánones generales a los sacramentales y se refieren a algunos párrafos del documento Sacrosanctum Concilium. El documento especifica su naturaleza y finalidad; su relación con el misterio pascual; su valor pastoral; y la necesidad de reformarlas así como los criterios para llevarlas a cabo.

Los sacramentales son ciertos artículos bendecidos que son espiritualmente beneficiosos para los fieles. Por ejemplo: crucifijos, medalla, agua bendita, escapulario, rosario, sal bendita, velas, bendiciones, etc.

Según el Sacrosanctum Concilium, los sacramentales son signos sagrados que tienen una estructura similar a un sacramento. Han sido creados por la Iglesia para producir frutos espirituales y materiales; y su eficacia procede de la intercesión de la Iglesia.